Por Sara Moreno
Crisis: Condensación, en sólo seis letras, de un maremágnum de problemas, despidos, situaciones límites, falta de trabajo, exceso de paro, nóminas, desahucios y un sinfín de definiciones que llevan a una misma desembocadura: Crisis.
Dicen que cuando las desgracias tienen nombres y apellidos,
o cuando conocemos a los protagonistas de las mismas, duelen más; y así es.
Saber quienes se esconden tras los despidos provocados por la situación
económica actual afecta más que si sólo conociéramos la cifra de los españoles
que ya no pueden llevar un sueldo a final de mes a sus casas. Y si, encima, te
afecta directa o indirectamente, pues peor aún.
Hoy, nuestra Calle Ancha se llena de plumillas en paro (que
en Albacete ya somos unos cuantos).
La situación por la que pasa nuestra ciudad, Albacete, no es
sino un reflejo del mismo problema que se da en el resto de España: Los
plumillas están en peligro de extinción; del mismo modo que también lo están
los foteros, las voces de las radios o quienes prestan su imagen a una ‘mosca’
de televisión. La Profesión ,
con mayúsculas, del periodismo y la comunicación ya no pasa por años dorados.
Ahora sufre una de las peores crisis de toda su historia. Crisis que, además de
dejar a muchos profesionales en las colas del paro, provoca el cierre de muchos
medios.
No hay que mirar mucho hacia atrás para ver que en la
capital manchega existían muchos medios, quizá demasiados.
Tantos, que la nube de micrófonos en los 'canutazos' o la falta de sitios en las
ruedas de prensa hacían que todos pensáramos, me incluyo, que esa situación no
podía durar eternamente. Y no duró. ¡Vaya si no duró! De esa masificación de
teles, radios y periódicos, a la situación actual, tan sólo ha pasado
un año. Entonces, cuatro periódicos, dos cadenas de televisión tradicionales,
más que le emitían a través de Internet, y buen número de radios, algunas,
incluso, que se aventuraron a comenzar su andadura cuando todo el mundo
empezaba a temer por los medios locales; daban buena información local acerca
de los temas de interés para los vecinos de la ciudad.
El declive de los medios escritos, los plumillas, comenzó
con la desaparición de la edición local de El Día de Albacete (que si me lo permiten no voy a detallar, no me apetece). Sólo, a modo de resumen, diré que un ERE de
extinción dejó en la calle a toda la plantilla, entre la que me incluyo, con
más de una, de dos y de tres nóminas pendientes. Después hay que comentar la
reestructuración de plantillas en el resto de diarios locales que permanecían
en la ciudad: El Pueblo, La Tribuna y La Verdad se
‘ataban los machos’ para continuar con unas ediciones diarias ‘con la que
estaba cayendo’. Fue a finales del 2012 cuando El Pueblo de Albacete dio a
conocer que se pasaba a la edición digital con el nuevo año. De esta manera,
nuevos despidos se sumaron a los que ya se sufrían y el periódico pasaba a un
formato online, que poco a poco se va imponiendo frente a los escritos en todo
el país. Y suma y sigue. Sólo unos días después de comenzar el 2013, La Verdad era el objeto de la
noticia. ‘La liebre’ saltó con el posible cierre del diario después de hacer un
ERE. Quizá todavía se pueda evitar, y así lo espero. Y hoy mismo hemos conocido
que nueve empleados de La
Tribuna acudirán al INEM inminentemente: personal de
administración, imprenta y maquetación.
Esta situación hace que me hierva la sangre: adiós a la
pluralidad de información en Albacete. Y me preocupa no sólo por mi futuro
profesional, no vamos a engañarnos, sino porque con el cierre de un nuevo
diario perdemos todos. ¿Dónde queda la información? ¿Dónde está el saber de
todos? ¿Dónde poder retroalimentar las noticias entre los diferentes diarios?
¿Dónde buscar otro punto de vista? Quizá no lo sepan, pero a primera hora de la
mañana en las redacciones, además de tomar un café y preguntarle a los
compañeros qué tal se dio el cierre del diario del día anterior, si fueron al
cine o cómo les salió la cena con la receta que buscaron en Internet el día de
antes; también se leen el resto de diarios locales, además del propio. Y es
entonces cuando se comparan las noticias, la información, los enfoques dados y
se observan lo que faltó dar en tu diario. Y se coge un fluorescente, se
subraya la información aportada por el compañero de otro medio y se trabaja,
con la agenda telefónica en la mano, la ampliación y complementación de la
noticia. ¿Qué noticia se va a completar ahora? De esta manera, en Albacete
había un gran saber de comunicación entre todos los profesionales y la sociedad
tenía una información completa elaborada por un gran equipo de trabajo formado
desde distintos medios de comunicación.
No sólo perdemos los plumillas cuando desaparece un
periódico.
Triste camino el que está encarando la profesión. Créanme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario